miércoles, 11 de octubre de 2017

La atención de la discapacidad en Cuba

La atención de la discapacidad en Cuba


El modelo de asistencia a las personas con discapacidad en la isla es muy distinto del que conocemos en otros países. Se basa en la prevención, en la atención primaria y en prácticas inclusivas que abarcan salud, educación, deporte, trabajo, arte, etc. La ausencia de lucro en los aspectos sanitarios y las dificultades económicas han hecho que se extremara la imaginación para universalizar el acceso. Sin embargo, existen dificultades y algunas críticas.

Palabras previas
Cuba es la más extensa de las islas que se agrupan bajo el nombre de Antillas Mayores (que, además comprende a República Dominicana-Haití, Jamaica y Puerto Rico), cuyo origen es orogénico. Tiene una superficie de 109.884 km2 (apenas más grande que la provincia argentina de Catamarca) y su población (estimada) alcanza en la actualidad a alrededor de 11.239.000 personas.
La historia reciente de este Estado es más o menos conocida, sobre todo cuando la triunfante revolución encabezada por el recientemente fallecido Fidel Castro, el “Che” Guevara y otros impuso, a partir del 1 de enero de 1959, la creación de una república socialista, que ha merecido críticas y adhesiones a lo largo del espacio y del tiempo.
A su alrededor se han creado tensiones internacionales como la fallida incursión de exilados cubanos con apoyo (y posterior abandono por parte del presidente Kennedy) de los EE.UU. a la Bahía de los Cochinos en abril de 1961; el bloqueo de ese país establecido en octubre de 1960 y endurecido en febrero de 1962, incluyendo desde entonces alimentos y medicamentos; la denominada “Crisis de los misiles” en octubre de ese año, cuando se constató la instalación de misiles soviéticos en territorio cubano, los que posteriormente fueron retirados, y muchas otras de menor cuantía. Un punto que continúa produciendo resquemores es el de la base militar y prisión estadounidense ubicada en Guantánamo desde comienzos del siglo XX, con reiteradas promesas de cierre desde el mandato del presidente Bush hijo y que hasta el momento no se ha cumplido. También el cese del bloqueo había comenzado a perfilarse, aunque habrá de verse si esto finalmente ocurre durante el mandato de Donald Trump.
En lo que respecta a educación y salud pública, desde el establecimiento del régimen que derrocó a Fulgencio Batista, el Estado cubano adoptó una posición muy particular, dado que quedaron en manos del propio Estado, prohibiendo el lucro con ellas dos, puesto que se trata de derechos humanos considerados imprescindibles, por lo cual son consideradas como bienes que deben proveerse gratuitamente y que se extienden a toda la población.
Es por ello que las tasas de alfabetización en Cuba alcanzan al 99,8% de la población y, a su vez, registra una de las menores mortalidades infantiles del mundo, con un 5,3 por cada millar de nacidos vivos. Teniendo en cuenta que Cuba se ubica entre los puestos 60 y 70 en la escala de ingresos mundiales, con un promedio de remuneración per cápita anual de U$S 7.274, si bien no se halla entre los países más pobres sino en los estamentos considerados medios-bajos, estos números indican que, al menos en estos dos aspectos, su estatus educativo y sanitario entra en contradicción con la realidad global, según la cual educación y sanidad se encuentran directamente relacionadas con los niveles de ingreso, ya que en estos aspectos su nivel sanitario y educativo se ubican a la par del de los países más desarrollados.
Como consecuencia de la enorme dificultad para obtener medicamentos de utilización corriente en la mayor parte del mundo, fruto del bloqueo y del colapso de la Unión Soviética, que brindaba ayuda de todo tipo a la isla (aunque no siempre eficiente), desde casi los albores del nuevo régimen se supo que Cuba debía valerse por sí misma para cuidar de la salud de su población.
Es por eso que, basándose un tanto en las medicinas ancestrales y alternativas, pero también tomando los desarrollos de las modernas, la Medicina cubana logró desenvolverse por sus propios medios, incluso mostrando evidencia de excelencia en muchas disciplinas.
Eficacia y gratuidad se conjugaron para lograr, por ejemplo, una expectativa de vida de algo más de 78 años, lo que está, una vez más, en sintonía con las posibilidades de sobrevida de los países con más altos ingresos.
A su vez, aunque la Constitución cubana no hace especial referencia a ello, la temática vinculada a la discapacidad ha sido un punto central en lo concerniente a salud e integración y, según las autoridades sanitarias del país, existen políticas y acciones centradas en la atención de las personas que portan alguna.
A continuación reseñaremos brevemente cuál es la perspectiva cubana sobre discapacidad.

Generalidades
Según estimaciones realizadas por organismos internacionales, existen alrededor de 367.0000 personas con discapacidad en Cuba, lo que concuerda con las cifras reunidas en un trabajo de investigación realizado en la propia isla, que daba para 2014 la existencia de 366.864 habitantes con tal condición. También es similar el porcentaje respecto de la población general, que implicaba al 3% y al 3,26%, respectivamente, la que trepa al 7,8% entre aquellos que superan los 60 años.
El sexo masculino tiene un índice más alto que el femenino, con 3,57 por cada 100, contra 2,99.
Según el tipo de discapacidad (de acuerdo con el estudio cubano citado), la más frecuente es la intelectual, que abarca el 38,29% (algo más de 140.000 personas), seguida por la físico-motora, con el 25,22% de los casos (92.500 sujetos). En tercer lugar se ubica la visual (12,7%), mientras que se sitúan en orden decreciente la mental (problemas psicológicos, con el 10%), la múltiple (aquella que abarca dos o más clases coexistentes, 6,8%), la auditiva (6,4%) y cierra una categoría no muy ortodoxa, como la de los enfermos renales crónicos que requieren de diálisis (0,5%).
La distribución regional de las personas con discapacidad, tal como ocurre en todos los países del mundo, no es homogénea, sino que su número es mayor en las ciudades más importantes, como La Habana o Santiago de Cuba, aunque su tasa en relación con la población general tiende a ser menor, tal vez por el mejor acceso a la atención primaria y porque, en general, en las grandes urbes las labores resultan menos penosas, riesgosas y desgastantes que en ámbitos laborales rurales o extractivos.
Un punto de suma importancia es que la sanidad cubana se basa sobre todo en la prevención y en la detección temprana de las enfermedades, con un seguimiento de los niños y niñas desde antes del nacimiento y a lo largo de toda la escolaridad, así como en la obligatoriedad de la vacunación para prevenir distintas enfermedades.
En ese sentido, se sabe de la importancia que tiene la nutrición desde el embarazo y en los primeros años de vida, por lo que este aspecto es sumamente cuidado en Cuba y resulta uno de los motivos que explican que la discapacidad en ese territorio sea discretamente menor que la media mundial.
También se alienta a la estimulación temprana no solamente desde una perspectiva rehabilitatoria (21.400 niños con distintos problemas la reciben a través de profesionales) sino también preventiva, a cargo de los padres.
Existen en todo el territorio cubano alrededor de 11.500 consultorios del médico y la enfermera de la familia, respaldados por 452 policlínicos, donde se remiten los casos que no pueden ser tratados ambulatoriamente.
Respecto de los problemas mentales, Cuba tiene 17 hospitales psiquiátricos, aunque también en los polivalentes se hallan equipos para atender esta especialidad. Los profesionales en Psiquiatría superan el millar (casi 300 se dedican a la Psiquiatría Infantil) y se han graduado desde 1959 más de 28.000 psicólogos.
Como una forma de acercar la salud mental a quienes la necesiten, también se han creado más de 100 Centros Comunitarios de Salud Mental distribuidos en toda la isla.
Se señala que la mayor parte de las consultas y de los tratamientos se refieren a trastornos como la ansiedad, la esquizofrenia, la depresión, el alcoholismo y el consumo de sustancias psicoactivas, aunque este último en menor medida.
Llama la atención que se estima que el Autismo, que crece en casi todo el mundo, apenas cuente con 300 casos, mayormente niños, lo que ameritó que se abrieran dos centros de atención para ellos en La Habana y Santiago de Cuba.
En lo que hace a las distintas discapacidades físicas, Cuba se halla entre las primeras naciones en cuanto a sus técnicas rehabilitadoras, que incluyen desde las terapias tradicionales hasta muchas otras tales como Musicoterapia, Danzaterapia, etc.
Desde 1994, el Consejo de Ministros puso en marcha la CONAPED (Comisión Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad), cuya misión es optimizar los servicios que se prestan a este colectivo.
Se estima que casi el 100% de aquellos que portan una discapacidad se encuentran alcanzados por la cobertura estatal de sus necesidades básicas.

La educación de los niños con discapacidad
La tendencia de la educación de estos niños es que se realice en la escuela común.
Para ello, atendiendo a las diversas discapacidades, las asociaciones de discapacitados, con apoyo estatal, preparan a los docentes en distintas disciplinas para poder brindar un mejor servicio. Entre otros, brindan cursos de Lengua de Señas y Braille para facilitar el trabajo con personas sordas y ciegas.
Cuando la inclusión escolar no es posible, se derivan los alumnos a las más de 4.200 escuelas y centros educativos especiales, en las cuales trabaja un número superior a los 14.000 docentes, logopedas y auxiliares pedagógicos que se encargan de la instrucción de algo más de 55.000 escolares con deficiencias sensoriales, intelectuales, físico-motoras y con trastornos de conducta.
Para aquellos cuyo traslado hacia los establecimientos es dificultosa o imposible, se hallan disponibles más de 260 maestros ambulantes, que llevan la educación a los domicilios o a los lugares de internación donde se hallan estudiantes con problemas de movilidad.
Los niveles de escolarización superan ampliamente el 90%, lo que incluye a todos los niños y jóvenes, porten o no discapacidad.
La educación artística y deportiva es otro ítem al que se le da mucha importancia en Cuba. En ese sentido, las personas con discapacidad no son la excepción y existe una amplia disponibilidad de cursos, entrenamientos y competencias.
En los últimos Juegos Paralímpicos, los atletas cubanos compitieron en 18 disciplinas y lograron un total de 15 medallas.

Políticas inclusivas
Además de la educación, otros aspectos tales como los laborales y la visibilización de las problemáticas asociadas ponen dentro de la sociedad a las personas con discapacidad.
En los medios audiovisuales cubanos, a diferencia de lo que ocurre en muchos otros países, las características de las distintas discapacidades no son desconocidas, dado que se difunden habitualmente, así como hay programas televisivos en los cuales se exhiben los espectáculos que los niños y jóvenes con discapacidad realizan, abarcando teatro, danza, música, artes plásticas y muchos otros.
También es tendencia la inclusión laboral. A ese respecto, existen tres formas para ello: el trabajo en empresas, en el propio domicilio y en talleres especiales.
Respecto de estos últimos, hay más de 150 distribuidos en toda la isla, los cuales están conformados por hombres y mujeres con impedimentos físicos e intelectuales, que no solamente se ocupan de las cuestiones productivas, sino que también un sector de ellos tiene responsabilidades administrativas y sindicales.
Su actividad principal consiste en la elaboración de artesanías y objetos con demanda interna e incluso, dada la dificultad de exportación por el bloqueo, es una fuente importante de divisas.
Más de 20.000 personas con discapacidad se encuentran empleadas en trabajos formales o en talleres especiales y muchas otras realizan trabajos domiciliarios pagos, al tiempo que a aquellos que no pueden proveerse el sustento por sí mismos se les provee de ayudas económicas y la cobertura sanitaria correspondiente. Apro-ximadamente 1.400 personas con discapacidad acceden a algún tipo de empleo cada año.

Accesibilidad
Las calles y las aceras de las ciudades, según informan páginas de turismo, suelen no estar en buen estado. También la mayor parte de los edificios públicos carece de rampas y otras formas de acceder a ellos fácilmente por parte de personas con discapacidad física y prácticamente no existen unidades de transporte terrestre adaptadas, lo que hace que moverse por Cuba no debería ser fácil.
Las peticiones concernientes a la mejora de alguno de estos aspectos deben elevarse a las autoridades y suelen tardar años para realizarse.
Sin embargo, viajeros con discapacidad que han visitado la isla explican que la solidaridad de los propios habitantes allana muchas de las dificultades con las que se puede encontrar alguien con problemas de motricidad o de visión, dado que, sin requerirse, prestan ayuda espontáneamente, como consecuencia de que las personas con discapacidad en Cuba se hallan incluidas en la sociedad en la medida de sus posibilidades.

Críticas
Existen diversas presentaciones individuales y colectivas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que denuncian que, si bien Cuba ha adherido a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, no ha hecho lo propio respecto del Protocolo Facultativo.
Como consecuencia de ello, quienes posean quejas internas o deseen realizar reclamos individuales a organismos supranacionales por violaciones a sus derechos no se encuentran habilitados para hacerlo directamente, sino que deben recurrir a las distintas asociaciones (que dependen, de alguna manera, del propio Estado), a las autoridades o recurrir a Cubalex, una asociación de ayuda legal que, según se denuncia, lejos de resultar, como se afirma, independiente, tiene vinculaciones con el poder y filtra las denuncias.
Otros aspectos que se denuncian es que no hay información precisa y confiable sobre la discapacidad; que las asociaciones civiles de protección de derechos de este colectivo apenas abarcan al 22% de los individuos; que las escuelas especiales son escasas y están dispersas; que las ayudas económicas son insuficientes respecto de su monto; que no existen normas que protejan a estas personas, sino que la protección es voluntarista; que los medicamentos no son suficientes, y algunas otras.

Conclusión
Seguramente Cuba (ni ningún otro país en el mundo) no es el paraíso de las personas con discapacidad.
Las limitaciones económicas, consecuencia del bloqueo, y las de la propia Administración también imponen que los recursos disponibles tiendan a ser escasos o que, incluso, puedan estar mal repartidos.
Pese a los problemas y errores que pueda haber, el modelo cubano de la discapacidad resulta muy interesante, fundamentalmente por tres aspectos.
Por un lado, la intención de priorizar la prevención y la atención primaria de la salud como forma de anticipar o de responder lo más rápidamente posible ante la presencia de enfermedades y/o discapacidad es un enfoque que ahorra dinero, tiempo y, sobre todo, sufrimiento.
La visibilización de las personas es otro hito basal, dado que estimula la solidaridad social y permite una inclusión mucho más plena.
El tercer elemento tiene que ver con la desmercantilización de la salud en todos sus aspectos (profesionales, medicamentos, ayudas, etc.), lo que permite (al menos en teoría) que toda la población acceda a iguales beneficios, sin importar su nivel de ingresos.

Ronaldo Pellegrini
ronaldopelle@yahoo.com.ar

Algunas fuentes:

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