sábado, 12 de septiembre de 2015

Investigaciones en curso sobre el síndrome de West


Conocido desde hace muchísimo tiempo, el síndrome de West (SW) afecta a 1 de cada 4 a 6.000 nacidos vivos. Caracterizado por retraso psicomotor, espasmos de tipo epiléptico y un electroencefalograma distintivo y por su aparición temprana, muy pocos sujetos alcanzan una sobrevida más allá de los 20 años. En la actualidad se hallan en ejecución diversos estudios que buscan desentrañar cómo y por qué se produce, así como mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos disponibles.

Qué es el síndrome de West
Pese a que se lo conoce desde hace más de 170 años, cómo y por qué se produce continúa siendo poco menos que un misterio. Recibe muchas otras denominaciones, tales como Tic de Salaam, Espasmos en Flexión, Espasmos Masivos, Lighting Spells, Encefalopatía Epiléptica Infantil, Espasmos Infantiles, etc.
Afecta aproximadamente a uno de cada 4 a 6.000 nacidos vivos y parece haber una tendencia levemente superior en el sexo masculino que en el femenino a manifestarlo.
Se trata de un síndrome epiléptico severo que se basa en tres características principales: los espasmos, el retardo en el desarrollo psicomotor y un encefalograma hipsarrítmico, que implica patrones irregulares, lentos, con picos muy marcados.
Su aparición es muy temprana. Por el tiempo de su irrupción se lo clasifica en primario (entre los 2 y los 3 meses de vida), secundario (7 a 8 meses) y tardío (después de los 2 años).
Existen, a su vez dos variantes: el sintomático, que presenta lesiones estructurales observables en el cerebro, y el criptogénico o idiopático, en el cual estas no se aprecian.
Los espasmos pueden ser de tres tipos: flexores (cuando extremidades y tronco se encogen), extensores (que entrañan el movimiento opuesto) y los mixtos, que alternan entre unos y otros en el mismo episodio. Su intensidad varía entre sujeto y sujeto.
A su vez, la forma más usual es la simétrica, mientras que la asimétrica, además de menos frecuente, suele implicar una mayor gravedad.
Es corriente que se pierda el conocimiento durante los ataques, y que también concurran sudoración profusa, enrojecimiento facial y dilatación de las pupilas.
Si bien los episodios en algunas ocasiones pueden constituir en un solo acto, lo más frecuente es que se produzca una serie de ellos, que abarque entre 2 a más de 50, de duración breve (2 a 10 segundos) y con un intervalo que habitualmente se ubica en el orden de los 5 y los 30 segundos entre uno y otro.
Entre las explicaciones que se manejan sobre cuál es su causa, existen las teorías genéticas, que implican una anormalidad en el brazo corto del cromosoma X debida al gen ARX y/o el CDKL5, ambos reguladores de sustancias esenciales para el desarrollo normal del cerebro.
También se citan problemas prenatales, tales como la esclerosis tuberosa, la neurofibromatosis, el síndrome de Sturge-Weber o la microcefalia congénita, entre otras, que posibilitarían su irrupción en el 30% de los casos. Otros causantes son el citomegalovirus, el herpes simple, la rubéola, la sífilis o la toxoplasmosis cuando afectan al feto, algunos síndromes congénitos (Sjögren, Smith-Lemli-Optiz o enfermedad de Fahr) y también la hipoxia o la isquemia prenatales.
Entre las perinatales se refieren los traumas, las hemorragias intracraneales, la necrosis neural, el status marmoratus, la leucomalacia periventricular, la poroencefalia o la encefalomalacia multiquística.
Entre las posnatales destacan infecciones varias, hemorragias y traumatismos.
Otras fuentes que pueden dispararlo son los trastornos metabólicos, entre ellos, la fenilcetonuria, la hiperglucemia, la adenoleucodistrofia neonatal, la leucodistrofia eucocromática.
Respecto de su diagnóstico, lo que resulta más evidente son los cuadros epileptoides, que luego se confirman a través de los resultados de un electroencefalograma, que muestra una forma típica, que lo diferencia de otras afecciones que tienen rasgos similares, como es el caso del Síndrome de Lennox-Gastaut, los cólicos infantiles, la mioclonía benigna de la infancia temprana y el Síndrome de Otahara, entre otras.
Entre el 1 y el 5% de las personas con Síndrome de Down también presentan SW, aunque en una forma relativamente más benigna que el resto, puesto que quienes portan esta doble condición responden bien a los tratamientos.
El tratamiento es sintomático, puesto que no existe cura hasta el momento, y usualmente consiste en medicamentos antiepilépticos. El inconveniente de muchos de estos fármacos es que suelen tener efectos secundarios importantes, sobre todo teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, su suministro abarca períodos prolongados.
Los problemas más serios que pueden presentar son pérdida de la visión, hemorragias cerebrales, problemas cardíacos, insuficiencias renales, etc.
En algunos casos de lesiones cerebrales localizadas, algunos profesionales indican la posibilidad de procedimientos quirúrgicos, aunque existen controversias sobre su pertinencia.
Por otro lado, su pronóstico no es alentador: aproximadamente el 61% de los pacientes fallece antes de los 10 años de edad y solamente el 10% tiene una sobrevida más allá de los 20 años.

Los estudios sobre SW
En la actualidad existe una buena cantidad de investigaciones dedicadas a la epilepsia, muchas de las cuales apuntan específicamente al Síndrome, que abarcan distintas temáticas y se hallan en diversos estados de desarrollo.
Algunos de ellos se encuentran en la búsqueda de medicamentos alternativos a los existentes, ya que existe un amplio rango de pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos convencionales e incluso evitar la toxicidad a largo plazo que muchos de ellos poseen, lo que complica los procedimientos terapéuticos.
En esta línea, teniendo en cuenta los efectos adversos de uno de estos medicamentos, la investigación denominada “Estudio de tolerancia de una nueva forma pediátrica de vigabatrina en infantes y niños con espasmos infantiles o epilepsia farmacorresistente parcial”, llevado a cabo por el Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia, tiene como objetivo principal la reformulación de este medicamento para adaptarlo a su utilización pediátrica y establecer dosis que resulten inocuas, que en la actualidad solamente permite su administración a personas de 6 años o más.
El trabajo consiste en determinar la efectividad y el grado de tolerancia de la droga, logrando un mayor grado de efectividad (sobre todo para que se beneficien aquellos a los que los tratamientos no consiguen mejorar su condición) y minimizando la toxicidad, haciéndolo más seguro.
La etapa en la que se halla es la de procesamiento de los datos preliminares, por lo cual, aunque no se conoce la fecha cierta de su publicación, se estima que ello acontecerá en un plazo relativamente breve.
Un estudio internacional, que involucra a 27 centros médicos de todo el mundo, con base en la Universidad de California, Sede San Francisco, se encuentra abocado a tratar de descifrar los mecanismos de la epilepsia, incluido el SW, que hasta el momento se desconocen con certeza.
Manifiestan los investigadores que la mayor parte de los tratamientos existentes, pese a que algunos de ellos llevan años, no avanzan de la etapa experimental por desconocerse los mecanismos que producen las distintas formas de epilepsia.
Ello explica el por qué de que aproximadamente en el 30% de estas personas los medicamentos anticonvulsivos no producen los efectos deseados.
El proyecto denominado “Fenoma/genoma de la epilepsia” se diseñó para recolectar información detallada de las características y de la genética de un gran número de personas afectadas por epilepsia.
Ello permitirá obtener datos provenientes de la herencia (genoma) con aquellos otros que cada ser incorpora (fenoma), generando una base de datos que servirá de base para comprender mejor los cuadros epilépticos, lo que brindará un mejor y más certero basamento a las investigaciones que se dirijan al diagnóstico y al tratamiento, al tiempo que habilitará al eventual desarrollo de nuevos procedimientos terapéuticos que superen los actuales.
Algunos de los datos preliminares publicados en la revista Nature en agosto de 2013 revelan que se hallaron nueve genes específicos cuyas mutaciones se asocian a fenómenos epilépticos (sobre todo a SW y a Síndrome de Gastaut), cuatro de ellos nunca antes reportados.
El estudio también incluye el análisis del ADN de parientes de los pacientes precisamente para establecer los rasgos fenotípicos.
El Dr. Robert Kuzniecky, que lidera el proyecto, expresó que otro de los objetivos que se plantearon es tratar de establecer por qué personas que tienen el mismo tipo de mutación genética, aunquetienen un patrón común, manifiestan diferencias sintomáticas, lo que ayudará a que los tratamientos sean más específicos y, por lo tanto, mucho más efectivos.
También este trabajo de investigación se encuentra en la etapa de procesamiento de datos, por lo que, dada la complejidad y de la magnitud de la información obtenida (más de 4.000 muestras de pacientes y familiares), no puede establecerse una fecha cierta de su publicación completa.
Por su parte, investigadores de las Universidades de Kiel, Ulm y de la Universidad de Medicina Charite (Berlín), todas ellas de Alemania, se dedican a investigar la forma más misteriosa del SW, como es la criptogénica o idiopática (es decir, aquella que no es resultado de una lesión visible en el cerebro).
La hipótesis de la que parten es que algunas mutaciones en los genes que codifican los canales iónicos (proteínas transmembrana que contienen poros acuosos que cuando se abren permiten el paso selectivo de iones específicos a través de las membranas celulares, lo que determina la electroquímica celular) pueden ser la causa de este tipo de SW.
Con este fin, estudian los exones (regiones del gen que codifican proteínas) de un gran número de genes en los sujetos que se incorporaron al estudio, a fin de descubrir cuáles de ellos son los que presentan anomalías que posibiliten descubrir las causas del Síndrome.
A su vez, en el seno de la Universidad de Alabama se desenvuelve otro trabajo científico denominado “Biomarcadores potenciales de EEG y estrategias antiepileptogenéticas para la epilepsia en esclerosis tuberosa”, con la colaboración de otros centros de investigación de los EE.UU.
Esta elaboración parte del hecho de que si bien una de las posibles causas del SW y de otros cuadros epilépticos es la Esclerosis Tuberosa, no todas las personas que presenten esta última desarrollan episodios epileptoides.
Tomando como base los resultados de los electroencefalogramas, el trabajo busca identificar los patrones que estos manifiestan para poder predecir cuáles de ellos desembocarán en crisis epilépticas.
Los antecedentes que intentaran determinar esta predicción por EEG, según apuntan los responsables del corriente estudio, no resultan confiables, por lo que lograr una alta eficacia en este aspecto implicará que pueda utilizarse esta técnica para realizar diagnósticos tempranos y el consecuente tratamiento, lo que mejora las expectativas de los pacientes, puesto que su meta es descubrir los signos antes del primer año de vida.
También existe otra investigación en curso cuya meta es resolver el problema que presenta la ecuación eficacia-toxicidad, cuyo nombre es “Prednisolona versus Vigabatrina en la primera línea del tratamiento de los Espasmos Infantiles”.
Ello es así porque la vigabatrina (hormona adrenocrticotropa) es una de las drogas que mejores resultados obtiene para los espasmos en el SW, pero cuyo uso se recomienda solamente para tratamientos a corto término, puesto que resulta altamente tóxica. Vimos que, precisamente, uno de los estudios anteriores se halla destinado a tratar de establecer la mejor dosis y evitar los efectos devastadores a largo plazo, además de resultar muy cara.
Destacan los científicos a cargo de este trabajo que ello motivó a otros investigadores a buscar alternativas a esta hormona que tuvieran efectos similares, pero con menor costo y, sobre todo, sin los efectos secundarios de ella.
Un estudio realizado en Gran Bretaña hacia 2004 comparó la eficacia de la vigabatrina contra la prednisolona, que mostró resultados similares (74% contra 79%, respectivamente). Pero la muestra, además de no contar con un número adecuado de casos, no fue confirmada por otros estudios, por lo que el propósito del presente es establecer si la prednisolona resulta una alternativa válida frente a la hormona.
Es para destacar que si bien esta última droga provoca muchos menos efectos negativos que la otra, tampoco está libre de ellos, aunque son mucho menores.
Entre las consecuencias se destacan: retención de líquidos de la cara, acné, estreñimiento, cambios de humor y efectos negativos en la vista, como cataratas y glaucoma.
Desde hace algunos años recurrentemente se presentan distintas publicaciones y ofertas en la web que dan cuenta de tratamientos alternativos a los existentes que supuestamente mejoran el estado y hasta previenen los episodios (incluidas dietas y tratamientos homeopáticos sin reconocimiento por parte de las entidades que regulan esta disciplina), aunque ninguno de ellos ha aportado pruebas ni resultados fundamentados científicamente que validen sus afirmaciones.
Tampoco los tratamientos con células madre, que en algunas páginas se ofrecen como la solución paliativa o incluso curativa para el Síndrome poseen fundamentos científicos que les brinden aval.

Palabras finales
Seguramente que quien se acercó a estas líneas buscando información que diera cuenta de novedades rutilantes respecto del SW se sentirá un poco defraudado, porque no hay nada de eso en ellas.
Parece que todavía las investigaciones sobre el Síndrome se hallan en la etapa de intentar descifrarlo, pese al tiempo que lleva conocido, y de buscar que los tratamientos existentes y aceptados resulten más eficaces y menos dañinos de lo que son en la actualidad.
Sin duda que parecerá poco, pero es necesario resaltar la importancia de ellos, puesto que sobre todo aquellos que intentan desentrañar sus misterios, en caso de obtener los resultados que sus ejecutores creen que pueden conseguirse, se abrirán nuevas perspectivas para lograr mejoras importantes, prolongar la sobrevida en mejores condiciones y, quizá, lograr su reversión.

Algunas fuentes:
- https://www.clinicaltrials.gov/ct2/results?term=west+syndrome&Search=Search
- http://emedicine.medscape.com/article/1176431-overview
- http://www.news-medical.net/?tag=/West-Syndrome
- https://www.epilepsy.org.uk/info/syndromes/west-syndrome-infantile-spasms
- http://www.elcisne.org/noticia/sindrome-west/1762.html
- https://www.clinicaltrials.gov/ct2/results?term=west+syndrome&pg=1

No hay comentarios:

Publicar un comentario