jueves, 5 de mayo de 2011

Investigan las dificultades de las personas con discapacidades visuales


Docentes que dictan un curso de Braille señalan que el problema no reside en la discapacidad, sino en la toma de conciencia por parte de la sociedad acerca de la accesibilidad
El logro de esta accesibilidad por parte de las personas ciegas a la lectura o a la información que circula a través de la web, en la calle, en una reunión social, en un celular, un diario, un documental, es el planteo de docentes de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), quienes a partir de un proyecto de integración tratan de brindar las herramientas para el acceso a la información y, por lo tanto, a la equidad social.
“En una cultura predominantemente visual como la occidental, la ceguera excluye al individuo del 85 por ciento de la información diaria”, explicó Graciela Sedó, directora del proyecto, profesora en educación especial orientada en discapacidad visual, al igual que María José Schipani, con quien enseña el Braille.
Las docentes dictan el curso de extensión universitaria “Introducción al estudio del Código Braille integral y su implicancia en la vida de las personas ciegas”. En él se aprende el alfabeto Braille y los signos de puntuación y expresión, pero, además del alfabeto, se aborda la temática de la discapacidad visual, el sustento filosófico, las nuevas tendencias, los mitos, la tecnología. Es de nivel inicial porque aprender todo el sistema lleva cuatro años.
El problema no radica en la discapacidad, sino en la toma de conciencia sobre las adaptaciones necesarias para que las personas ciegas asistan a una clase y tengan el material adecuado, entren a un cine y dispongan de los auriculares para escuchar las audiodescripciones, obtengan el software que les verbalice el menú que se despliega en los celulares, o encuentren cartas y juegos marcados en Braille para poder divertirse, estudiar, trabajar y comunicarse.
La audiodescripción, indica Sedó, se trata de “una voz en off que describe las escenas de la película, a las que no les pone emoción. Por ejemplo, la voz dice: se miran. A ella se le cae una lágrima. Él se la seca con la yema de los dedos…”. Eso ayuda a las personas que no ven a tener la información necesaria para imaginar la escena. Este recurso, como otros desarrollos tecnológicos, ofrece importantes posibilidades de adaptación y, en consecuencia, de integración. La ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) define a la tiflotecnología como el conjunto de técnicas, conocimientos y recursos aplicados al mundo de los ciegos y deficientes visuales para la correcta utilización de la tecnología, con el fin de favorecer su autonomía personal y plena integración social, laboral y educativa.
La adaptación más lógica es que en vez de mirar uno pueda escuchar. Existen algunos programas mediante los cuales las pantallas son verbalizadas. Por ejemplo, a los teléfonos celulares se les carga un programa que los hace parlantes. Así, las personas ciegas o con disminución visual pueden acceder a los contactos, leer o escribir un mensaje de texto o desplegar y reconocer el menú de aplicaciones disponibles. Hay también un software específico para verbalizar información de una pantalla de computadora, los correos electrónicos o las funciones que se despliegan del Word u otros programas. “Lo único que las personas ciegas no pueden hacer es leer un archivo jpg, porque es imagen y no hay posibilidad de traducirlo a texto con esos programas”, señala María José.
También hay sitios web que cuentan con la opción de aumentar el tamaño de las letras, ascensores que “dicen” en qué piso se encuentran, menúes de restaurantes en Braille y calculadoras científicas con respuesta oral sobre todas las pulsaciones del teclado que permiten oír el contenido de la visualización.
“El diez por ciento de la población mundial tiene una discapacidad (mental, sensorial o motora) y de ese porcentaje un mínimo es discapacitada visual”, señala Graciela. Pero el mundo es en imágenes, aunque esa minoría no pueda percibirlo; se ve y es a todo color. “La información sobre las imágenes y el color existe en el mundo y la persona ciega tiene derecho a conocerla”, sostuvo la docente.
Fuente: Universidad Nacional de Quilmes

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